A la derecha de la «Vuelta de la manzana» esta situada una pared en la que no había ninguna vía. Hace 4 años empecé en solitario una vía por una línea que a mí parecer cumplía con un requisito importante para mí, que me hiciera pensar y que me generara ganas de escalar, ganas de aventura. La linea me llamo a la puerta del baúl de la motivación, y este se abrió inmediatamente, aun a sabiendas de que mi vida laboral no me dejaría muchos huecos para poder darle del tirón.

Después de valorar que solo se me pasaba el tiempo mas rápido de lo que deseaba, toque en el baúl de la motivación de un amigo, que no dudo en embarcarse en la aventura. El es un buen escalador, seguro, tranquilo, con material para completar una experiencia así y sobre todo es mi amigo.

Algún que otro verano y a días sueltos, fuimos limpiando, abriendo y liberando los largos, cada uno tiene un pequeño tesoro que no pienso desgranar en este post, ya que robaría el placer de descubrirlos y resolverlos.

Son unos cuantos metros, unos cuantos largos , en los que tendremos que sacar nuestras mejores galas como escaladores para poder disfrutar de cada largo. Placa, muro vertical, diedro, fisura… un poco de todo y a fuego lento, así surgió «Laciana».

El nombre es especial, después de abrir unas cuantas vías de montaña con el nombre de Anaical, que es Laciana al revés, por fin me apatecía poder dar difusión en el mundo vertical al valle que me vio crecer y en el que aprendí a vivir conmigo mismo y con el mundo.

Espero disfrutéis durante su escalada y en las cervezas y cafés de después. Para nosotros fue un placer poder abrirla.