odos estamos esperando poder volver a retomar nuestra actividad en montaña, pero será ineludible realizar algunos cambios.
Además de las medidas básicas de protección, repetidas hasta la saciedad en los medios de comunicación, habrá condicionantes que van
a transformar la forma en que lo hacemos.
Por ejemplo: los refugios no van a poder alojarnos como antes. La limitación en su aforo dejara a muchos usuarios fuera.
Los aparcamientos, de algunas zonas, antes atestados, también verán reducida su capacidad y tendremos que aparcar nuestros vehículos más lejos de lo que lo hacíamos.
Pero esta situación también puede traer cosas positivas desde el punto de vista del disfrute en la montaña. Habrá que dedicar algo más de tiempo, esfuerzo y planificación en la actividad, pero puede que volvamos a recuperar sensaciones que habíamos olvidado.
La búsqueda de la inmediatez en el mundo en que hemos vivido hasta ahora, no ha sido ajena a la práctica de los deportes de montaña. Hemos sacrificado algunas de las mejores fuentes de sensaciones que esta tenía por la falta de tiempo o concreción de las actividades.
No llevar peso en la mochila porque dormimos y comemos en el refugio o el albergue es una opción de comodidad indudable, pero de igual forma atrae más público, menos concienciado con el respeto y el compromiso con el medio y la actividad
De igual forma los aparcamientos de altura favorecen la afluencia de visitantes. No solo los que van a practicar deporte sino otros que simplemente dan un paseo en coche.
Todo el mundo tiene derecho ha realizar la actividad que desee y utilizar los medios disponibles, ya sean refugios, albergues, hoteles de montaña, carreteras, aparcamientos o pistas, pero la “nueva normalidad” y al menos hasta que todo vuelva a su lugar, planteará barreas de cansancio inevitables, filtros que nos obligaran a retomar practicas que podríamos haber olvidado, o que por el contrario nunca nos planteamos hacer.
Así pues, caminaremos más, con más peso y más tiempo. En las salidas de varios días, utilizaremos de nuevo el saco, la colchoneta, las cocinas de gas. Puede que la tienda de campaña o de seguro un plástico grande o funda de vivac.
Dormir bajo las estrellas vuelve a ser una parte importante en la actividad. Tener que caminar más tiempo para llegar a la zona de escalada también.
Puede que en un principio esto sea considerado como algo negativo, pero a medio plazo vamos a agradecer que las salidas se vean enriquecidas con más tiempo caminando, haciendo la cena o disfrutando de un atardecer. Sin duda alguna la naturaleza también lo agradecerá.
Así que nuestras mochilas, pasaran a tener algo más de capacidad, el saco de dormir volverá a ser un saco, no una sábana. Habrá que llevar material para cocinar o tomar un café. Menaje básico.
Un plástico grande para improvisar un toldo junto con los bastones y unos cordinos o una tienda en caso de estar permitido su uso.
En cuanto a la ropa y sobre todo las primeras capas deberíamos llevar algún repuesto.
Los tejidos sintéticos secan deprisa, pero permiten que las bacterias que generan el mal olor perduren en ellos. Si utilizamos otros con lana Merino, hasta los tres o cuatro días esto no ocurrirá.
En cualquier caso, si las actividades de este verano se plantean en algunos de estos términos, donde el Vivac se convierta en una parte más de la actividad, donde invertir tiempo en la aproximación sea necesario, no nos cabe duda que la activad se verá enriquecida y el cúmulo de sensaciones dará resultados positivos y satisfactorios para todos.
¡Nos vemos allí arriba!
Habrá que probarlo en la Vega de Urriellu…
Execelente artículo
Felicitaciones
Muchas gracias Carlos!!
No lo dudes!!! al Naranjo!!!