Peña las Pintas, Espolón norte, Croquis.
«El mejor escalador del mundo
es el que más se divierte escalando».
Alex Lowe
Peña Las Pintas, montaña que junto con el Gilbo realza la belleza del entorno de Riaño. Es un claro exponente de la montaña leonesa. Solitaria, bonita, salvaje y a la par bondadosa.
Estamos en otoño y recibo una llamada de Elías, o Iñaki, aún no sé muy bien con quien de los dos fui. Es una especie de agente secreto de la TIA, que se refugia últimamente en tierras de los Cainejos. Nunca habíamos escalado juntos y hasta hoy no hemos vuelto a coincidir, salvo el día de autos. Avatares de la vida de escalador montuno al intentar conjugar vida horizontal y vertical.
La llamada es corta y bastante clara.
- -Hola!!
- -Hola!!
- -Escalas mañana,
- -Si.
- -¿Que te apetece?
- -Pues algo de largos.
- -Perfecto y a mí también. ¿Te apetece abrir algo?
- -Por mi bien.
- -¿Conoces Las pintas?
- -Si.
- -Pues podemos ir a ver qué podemos hacer. ¿Te parece?
- -OK. Mañana en Boñar a las 6?
- -OK, allí nos vemos… LLEVA CLAVOS!!!! Y nada de taladro!!!
A las 6 estoy como un clavo, montamos en el todoterreno y salimos pitando a Salamon. Y allí por la pista hasta el abrevadero. Aparcamos y salimos con una niebla fría hacia la pared.
El frio, la niebla y la berrea ambientan esta película, que parece una escena tétrica de terror inglés. Una vez en la pared, la niebla empieza a bajar al fondo del valle.
Se ven algunas ventanas con luz y las chimeneas escupiendo el humo que prefiere quedarse en el interior. Me imagino que si supiesen que estamos ahora mismo aquí sentados, mirando la pared con ojos lujuriosos, nos tomarían por unos verdaderos locos.
Vamos observando la pared y poco a poco descubrimos el posible camino a la cumbre, por las debilidades de la pared. Así que preparamos el material y sorteamos quien empieza.
Ala, manos a la obra.
Metro a metro disfrutamos de la actividad y sobre todo que la maza no deja de pitonar y en esta ocasión la banda sonora del valle cambia a Metal!!!.
En cuatro largos nos plantamos en la cresta. Allí nos espera unos 150 metros de recorrido hasta la cumbre que hacemos desencordados. Esta zona cada uno va a su ritmo, inmerso en sus pensamientos y en sus sensaciones.
En la cumbre un abrazo, en el fondo es un ritual un poco romántico que hace que dejemos el modo animal de la vertical para ir poco a poco regresando a modo horizontal.
Un descenso típico de esta zona de la Cordillera y rápidamente estamos en el coche y de regreso a la vida cotidiana.
Una vez en casa, intento anotar los aspectos más técnicos de la escalada. No creo que hayamos escalada más allá del v+ en ningún momento y además de unos tres clavos con un equipo de Friends, fisureros y doble cuerda iremos cómodos para la aventura.